La herencia brasileña no es, ni en la teoría ni en la práctica, la de una sociedad abierta, del tipo "que cada cual haga la suya"; ni igualitarista, del tipo igualdad sustancial en lugar de igualdad legal.
(Preparé este texto hace unos cuatro meses, para una publicación que no se concretó, pero creo que todavía puede ser pertinente al debate sobre los rumbos de Brasil ante los horizontes que se abren con la elección de Jair Bolsonaro.) En medio de las reflexiones sobre la inserción internacional de Brasil hay una cuestión adormecida, una pregunta incómoda, pero que necesita ser hecha - incluso porque a veces una pregunta puede ser más valiosa que muchas respuestas: ¿Brasil pertenece a Occidente? En una perspectiva tradicional de los estudios de relaciones internacionales, formar parte de Occidente significaba, hasta hace algún tiempo, formar parte de un bloque geopolítico comandado por Estados Unidos, en una posición un poco clientelista que causaba aversión a un país con vocación de política exterior independiente como el Brasil. Afortunadamente esa perspectiva fue superada gradualmente después del final de la Guerra Fría, pero dejó tras de sí una cierta cautela en relación al conce
Parafrafraseando a Vladimir Safatle, un profesor neomarxista de la USP cuyo registro analizamos en el capítulo correspondiente a las voces de L’Ancien Régime brasileño, la derecha generó una radicalidad que la izquierda ya no tiene -a no ser la denuncia mediática y la provocación callejera. La radicalidad a la que nos referimos es propia de la revolución canarinha, su contenido es programático y nos habla mucho más de una manera de vivir que de un programa político y, sobre todo en cuanto a lo que nos interesa, del reclamo que hace el pueblo del poder que le fue secuestrado. Multitud en la avenida Paulista: 6 testimonios de la lucha de calles. Minuto 8:11 los manifestantes y la reflexión de un salmo veterotestamentario, Minuto 14:24 los manifestantes corean el juramento realizador por el diputado Bolsonaro en ocasión de votar el impeachment de Dilma Rousseff en el Congreso Nacional, Minuto 57:00 la multitud reza de rodillas el Padre Nuestro, Oración en 1:
¿Un Wilmoore Kendall del siglo XXI? ¿Un Jordan Peterson, un Nassim Taleb sudamericano? La prensa brasileña llama a Olavo de Carvalho (Campinas, 1947), “el gurú de la derecha”, “el gurú de Bolsonaro”. Muy probablemente sea el teórico y mentor de la revolución brasileña. Con más de 4.000 alumnos en su seminario permanente on-line de filosofía, el total de sus obras publicadas se estima en 20 libros. Un año atrás se contaban más de 100 mil ejemplares vendidos de su best-seller Lo mínimo que usted tiene que saber para no ser un idiota . Su perfil en Tweeter alcanza más de 200 mil seguidores diarios. Sumadas solamente las redes sociales, el alcance del filósofo es de 1 millón 187 mil personas, según informa Ricardo Luiz Roveran . Sus jóvenes discípulos son el motor de la contra-hegemonía en el Brasil, hacen películas sin apoyo alguno del gobierno, crean didácticas para niños, traducen y editan libros liberales y conservadores, patrística y escolástica, desconocidos en el mercado editori