Fake news: 10 maneras de manipular a la opinión pública.
Popularizada por el presidente estadounidense Donald Trump en 2017, la expresión "fake
news" fue inmediatamente apropiada por la izquierda y los grandes
conglomerados mediáticos, curiosamente los blancos originales de la denuncia de
Trump. Todos los periódicos, de la noche a la mañana, parecían entonces
preocupados por el preocupante avance de las fake news, como si no tuvieran
nada que ver con eso. Nada que sorprenda al lector más atento en tiempos de
"post-verdad" (es decir, la explotación de las reacciones emocionales
del público en detrimento de la verdad factual).
9. El otro-ladismo.
Para mostrar que son democráticos, neutrales y consideran todas las versiones del hecho, de manera tal de no quedar obvio su posicionamiento, los periódicos usan el recurso del "otro lado". Funciona así: usted deshace a un opositor en una página entera, allí inserta un pequeño párrafo al final con la versión del "otro lado", generalmente inconcluso y con muy pocas informaciones. Sirve para defender ideas también, poniendo refutaciones simplistas en el párrafo destinado a oír el otro lado. Se puede también hacer acusaciones y conclusiones por varios días en varias ediciones y, cuando es comprobada la inocencia de la víctima del ataque, se larga un pequeño párrafo "erramos", escondido al pie de la página. Otro método otro-ladista es publicar cosas así: "Fulano dice que hubo muertos; Beltrano niega", como si hubiera muerto o no fuera una cuestión de opinión. De esta manera, la apariencia de conclusión está garantizada, así como la narrativa que se desea crear.
10. ¿Quién chequea a los chequeadores?
Con la popularización de la cuestión de las fake news, sacada a la luz del debate por el presidente Trump y siendo apropiada por la militancia izquierdista, las grandes redes mediáticas trataron de crear "agencias reguladoras" (expresión que causa orgasmos en los estatatólatras favorables al control de la prensa) para chequear la veracidad de la información transmitida. En una inversión diabólica, las propias agencias de chequeo se convirtieron en certificadores de las fake news, al ratificar informaciones de manera parcial o eligiendo lo que chequee o no.
Con
su popularización, hay un gran riesgo de que esa expresión ser interpretada
literal y superficialmente como si tratase tan sólo de inventar noticias
falsas, pero el fenómeno no abarca este único caso. Hay innumerables maneras de
corromper la información de modo que ella se adecue o corrobore determinada
narrativa ideológica; inventar noticias es sólo una de ellas. Lo que está en
juego es la distorsión de la percepción del público, es la manipulación
psicológica de la población, con el fin de crear o afirmar una determinada narrativa
política.
Hay fake news
inofensivas, como las sátiras, las parodias y el sensacionalismo non-sense al
estilo del famoso bebé-diablo del periódico "Noticias Populares", por
ejemplo. Hay los clickbaits, que son titulares sensacionalistas o deliberadamente
polémicos usados para conseguir más acceso y, consecuentemente, adquirir
ganancias financieras. Hay todavía las falsas noticias difundidas anónimamente
por las redes sociales, las "fake news del tio de WhatsApp". No
trataremos de esos tipos de falsas news, sino de aquellas usadas por grandes
vehículos mediáticos para manipular a la opinión pública con intereses
políticos o, más precisamente, sobre cómo esa manipulación ocurre.
1. Falsificación de los hechos.
El
primer caso, obviamente, es la pura y simple falsificación de hechos. Por ser
descarada y, actualmente, de fácil verificación, ese proceso no es tan común en
los grandes vehículos de la prensa, pues hay un gran riesgo de pérdida de
credibilidad cuanto mayor sea la mentira inventada. Sin embargo, es bastante
habitual en los vehículos de nicho, más segmentados, el público esté más
dispuesto a leer aquello que corrobore con sus propias opiniones y creencias.
Por
ejemplo, en 2016 el blog Brasil 247 informó que había una campaña en Londres,
revelada por la BBC, denunciando el "golpe" contra Rousseff y
exponiendo a los golpistas en carteles. La noticia tuvo millares de compartidas
y comentarios. Por supuesto que era una mentira grosera, no había ninguna
campaña en Londres y la foto original ni siquiera era de la Trafalgar Square,
sino de una calle de Génova, Italia.
Como el público del sitio de Leonardo Attuch está formado sólo por la
militancia izquierdista más simplista, el riesgo de perder credibilidad en caso
de exposición del fraude es bajísimo.
La invención descarada de noticias, a pesar
de ser menos común en los grandes periódicos, no es inexistente. El periodista
José Nêumanne Pinto, de Estadão, afirmó que Jair Bolsonaro, que había
manifestado preocupación por la posibilidad de fraudes en las urnas
electrónicas, no había hecho nada para aprobar leyes que aumentaran la
seguridad del voto electrónico, ignorando el importantísimo hecho que fue el
propio Jair Bolsonaro el autor del proyecto que instituía el voto impreso,
casado por el STF.
2. Manipulación de los titulares.
El
objetivo de esta técnica es el lector que, por pereza o falta de tiempo, lee
sólo los titulares o las llamadas. En este caso, lo que el titular afirma
contradice totalmente o en parte el texto del reportaje. El uso selectivo de eufemismos
es bastante eficiente y sirve tanto para minimizar cuanto agravar algo,
dependiendo del lado a que se refiere.
Por
ser más sutil que la mera invención de noticias, ese procedimiento es muy común
en los grandes periódicos. ¿Quién nunca vio un titular diciendo
"Adolescente es muerto en acción policial" y, cuando va a ver la
materia, el adolescente intercambiaba disparos con la policía, armado con
fusil? Recientemente, Folha de São Paulo informó la siguiente llamada:
"Ciro destrata y da leve empujón en hombre durante una entrevista en
Roraima". El hecho fue filmado y, al analizar más atentamente, percibimos
que el caso fue mucho más grave que un "leve empujón". Fue un
candidato a la presidencia que dio un golpe en un reportero por cuenta de una
pregunta hecha cortésmente. Y Ciro todavía mandó arrestar al reportero por el
crimen de haber hecho una pregunta que no le gustó. Pero para la Folha, la
índole autoritaria del candidato se volvió un "leve empujón".
El
hombre preso en flagrante y filmado apuñalando al candidato Jair Bolsonaro es
tratado en el titular del G1 como "sospechoso", mientras que los
ladrones que robaron el equipo de Caetano Veloso, amigo personal de Guillermo
Boulos, son tratados como lo que de hecho son: bandidos .
3. Uso de palabras-gatillo.
La
expresión palabra-gatillo, prestada de la psicología y usada también en el
marketing y la programación neurolinguística, se refiere a palabras que tienen
el poder de despertar reacciones automáticas, contorneando el examen consciente
de los objetos y experiencias correspondientes. Palabras como "raza",
"fascismo", "democracia", "derechos humanos",
"social", etc. cumplen esta función con eficiencia. De manera sutil,
el periódico puede aliviar la percepción de un crimen cometido por un aliado o
demonizar a un adversario apenas insertando tales palabras en el texto. Por
ejemplo, cualquier cosa con "social" se vuelve automáticamente
ralentizada, aunque su significado real sea totalitario, como la expresión
"control social de los medios".
4. Uso de imágenes.
Gran
parte de la comunicación se produce a través de las imágenes. La elección a
dedo de las imágenes que se utilizarán en una materia puede destruir
reputaciones o ayudar a crear líderes. Manipular ligeramente las imágenes a
través de programas de edición también es un recurso muy usado, tanto para el
bien y para el mal.
5. Consenso fabricado.
Es
natural para el ser humano evitar quedar en contra de la mayoría, es una
situación difícil ser la voz disonante, hay serias consecuencias sociales e
incluso profesionales al asumir "del contra". La fabricación de
consensos artificiales es un procedimiento seguro para el vehículo mediático,
pues no hay ninguna mentira inventada, el vehículo sólo expone lo que piensan
un cierto grupo de personas escogidas a dedo y, discretamente, pone sus
opiniones como si fueran de la mayoría o incluso de la totalidad de la
población.
El humorista Danilo Gentili fue víctima de este procedimiento de
manipulación colectiva cuando la militancia izquierdista, ayudada por robots,
subió un hashtag contra él en Twitter. El hecho luego fue informado en los
grandes periódicos como si toda internet estuviera contra el humorista. En el
cuerpo de la materia, sólo comentarios contrarios, a pesar de los miles que lo
defendían. Poco después, de manera espontánea, un hashtag favorable al humorista llegó a los trending temas
mundiales, hecho que fue solemnemente ignorado por la prensa.
6. Tortura de los números.
"La
estadística es el arte de torturar los números hasta que ellos confiesen."
La famosa frase ilustra bien el escepticismo que debería guiar a aquellos que
trabajan con estadística. Los números, cuando son engañosos, son una
herramienta poderosa para la manipulación pública. No sólo el falseamiento de
los datos estadísticos es el único procedimiento manipulador, pero la invención
grosera de números es ampliamente usada. El propio Lula reconoció en una
entrevista que mentía sobre las supuestas 40 millones de niños que viven en la
calle en Brasil. Estos días estaba circulando en internet que "12 mujeres
mueren por minuto víctimas de crimen en Brasil", es decir, más de 6,3
millones de mujeres muriendo cada año. A pesar de los esfuerzos de políticos
como María del Rosario, aún no llegamos a tanto.
7. Los especialistas.
Otro
proceso bastante común de manipulación es llamar a algún
"especialista" escogido a dedo que tenga la misma opinión que el
periódico desea instalar. Este es otro método bastante usado por las grandes
redes, debido a la isonomía que aparenta al llamar a alguien para dar una
opinión técnica y supuestamente exenta. GloboNews es adepta recurrente de este
método. En febrero de 2018, la red invitó a Jaqueline Muniz, una
"especialista en seguridad" de la UFF para hablar sobre la intervención
federal en Río. Una militante del PSOL, claro. En febrero de 2017, otro caso
idéntico. Y más tantos otros; la estrategia es recurrente y eficiente para dar
la impresión de un consenso entre los expertos, como si todos pensar así.
“Si
está en la TV Globo el tipo debe ser bueno", piensa el incauto espectador.
Pero basta mirarlos con atención: son académicos empapados en la burbuja
izquierdista universitaria, militantes de partidos de extrema izquierda, que
nunca estuvieron en enfrentamiento con bandidos o terroristas ni siquiera
pelearon a la salida de la escuela cuando eran niños. Son especialistas de
apartamento creados la leche con pera y mucha soja.
“Si
está en la TV Globo el tipo debe ser bueno", piensa el incauto espectador.
Pero basta mirarlos con atención: son académicos empapados en la burbuja
izquierdista universitaria, militantes de partidos de extrema izquierda, que
nunca estuvieron en enfrentamiento con bandidos o terroristas ni siquiera
pelearon a la salida de la escuela cuando eran niños. Son especialistas de
apartamento creados la leche con pera y mucha soja.
8. Encuestas sin credibilidad.
"Así
como la manipulación de los datos estadísticos, las investigaciones sesgadas
son eficaces para manipular a la opinión pública, especialmente en época de
elecciones. El dueño de Vox Populi, uno de los institutos de investigación más
solicitados por la Globo, es Marcos Coimbra, columnista de la Carta Capital,
publicación de extrema izquierda acusada en Lava-Chato de recibir más de 18
millones de contratistas para favorecer a Lula y Dilma Rousseff. En 2017,
divulgó una encuesta que daba la victoria a Lula en 2018 en la primera vuelta,
una investigación ampliamente divulgada en sitios como Brasil 247 y Red Brasil
Actual, ambos investigados por Lava-Chato. La última encuesta Vox Populi para
la elección presidencial de 2018 muestra a Haddad encabezando las tendencias.
La curiosidad es que Vox Populi usó una metodología diferente. El petista era
identificado como "Fernando Haddad (PT), apoyado por Lula". Los demás
eran citados de la manera con que son conocidos del electorado. Como podemos
ver, una investigación bastante "estimulada" (o mejor: inducida).
9. El otro-ladismo.
Para mostrar que son democráticos, neutrales y consideran todas las versiones del hecho, de manera tal de no quedar obvio su posicionamiento, los periódicos usan el recurso del "otro lado". Funciona así: usted deshace a un opositor en una página entera, allí inserta un pequeño párrafo al final con la versión del "otro lado", generalmente inconcluso y con muy pocas informaciones. Sirve para defender ideas también, poniendo refutaciones simplistas en el párrafo destinado a oír el otro lado. Se puede también hacer acusaciones y conclusiones por varios días en varias ediciones y, cuando es comprobada la inocencia de la víctima del ataque, se larga un pequeño párrafo "erramos", escondido al pie de la página. Otro método otro-ladista es publicar cosas así: "Fulano dice que hubo muertos; Beltrano niega", como si hubiera muerto o no fuera una cuestión de opinión. De esta manera, la apariencia de conclusión está garantizada, así como la narrativa que se desea crear.
10. ¿Quién chequea a los chequeadores?
Con la popularización de la cuestión de las fake news, sacada a la luz del debate por el presidente Trump y siendo apropiada por la militancia izquierdista, las grandes redes mediáticas trataron de crear "agencias reguladoras" (expresión que causa orgasmos en los estatatólatras favorables al control de la prensa) para chequear la veracidad de la información transmitida. En una inversión diabólica, las propias agencias de chequeo se convirtieron en certificadores de las fake news, al ratificar informaciones de manera parcial o eligiendo lo que chequee o no.
La
gran mayoría -quizá la totalidad- de esos neo-censores está ligada a la
izquierda o extrema izquierda, como explica Rodrigo Constantino en este vídeo.
Las agencias están todas vinculadas a grandes grupos mediáticos ya
organizaciones internacionales. La imparcialidad de estos grupos es una mentira
alardeada incansablemente.
La
asociación entre esas agencias y Facebook cerró el círculo vicioso que va de
las fake news hasta la censura cruda. Refutar una mentira da mucho más trabajo
que esparcirla. Cualquier forma de chequeo se da solamente en el primer nivel
de estos procedimientos citados aquí en este artículo: la invención o
imprecisión de noticias. Procedimientos más sutiles, como el uso astuto de
imágenes, el uso de palabras-gatillo, los especialistas sesgados, etc. no son
posibles de ser encuadrados en el concepto superficial de fake news, pues a
pesar de ser mentirosos y manipular a la opinión pública de manera deshonesta,
no necesariamente se basan en mentiras o invenciones.
Estar atento a ese tipo de expediente perverso es prepararse para no ser una
marioneta del mecanismo de censura, falsificación de los hechos y manipulación
creados por grupos poderosos y de índole totalitaria.
Tom Martins para Senso Incomum