Los libros de la Revolución canarinha.

Con el texto de contratapa de Alexandre Borges, texto de solapa del fiscal Diego Pessi y textos introductorios de los editores Márcio Scansani y André Assi Barreto y del escritor y antropólogo Flavio Gordon, todos brasileños que acompañan este emprendimiento editorial, Do partido das sombras ao governo clandestino, es de autoría de los estadounidenses David Horowitz y John Perazzo.

El libro comienza describiendo la biografía de Soros, influenciado, desde su estancia en Inglaterra, por el globalismo y la perspectiva de perfeccionar a la humanidad a través de la ingeniería social. En los Estados Unidos, Soros consolidó, a partir de los años 50, su fortuna, pero cargó consigo "conceptos anti-burgueses y antiamericanos". Entre los años 80 y 90, los autores describen que implantó una serie de fundaciones en Asia y Europa, acelerando la caída de regímenes comunistas y totalitarios, pero creando oportunidades de lucro con las industrias estatales y sus propiedades disponibles a quien pagara. En 1993, Soros creó el Open Society Institute, la red de fundaciones que "apoyaría una serie de grupos estadounidenses y banderas extremistas en la década siguiente - desde la legalización de drogas, pasando por el incentivo de la apertura de fronteras y hasta la creación de un judicial de izquierda.

 Lo que el libro pretende destacar, sin embargo, es como esa red logró tomar básicamente el control de uno de los dos mayores partidos del bipartidismo funcional americano. Para ello, ya en los años 90, Soros se acercó a la familia Clinton. Sus presiones iniciales pretendían apoyar una ley que, según los autores, fue fundamental en sus pretensiones: la Ley McCain-Feingold, que "propuso la moralización de la política por medio de la regulación de las cantidades y de los tipos de donaciones que los candidatos podrían recibir". A partir de ahí, la legislación prohibió "la contribución indirecta" (contribuciones individuales no reguladas) "y permitió sólo" la contribución "directa" limitada (contribuciones a comités de acción política).

Las organizaciones fundadas por Soros, sin embargo, podrían registrarse en la Comisión Electoral Federal. Profundamente desfalcado, el Partido Demócrata se ha vuelto prácticamente rehén del financiamiento de la red de 527 entidades, "organizaciones radicales de obtención de votos como ACORN y sindicatos del sector público para implementar la agenda política de Soros". El atentado del 11 de septiembre, que para Soros era culpa de la hegemonía estadounidense provocando resentimientos alrededor del mundo, convenció al húngaro de que él necesitaba acelerar el uso de su máquina para combatir ideas como la del excepcionalismo americano y del mercado libre.

Los autores describen a partir de ahí el paso a paso de un esfuerzo programático y consistente que logró transformar estados enteros dentro de los Estados Unidos, tradicionalmente de electorado Republicano, en fuentes provechosas de senadores Demócratas. Fue el caso de Colorado, tema de un panel en 2008 en la convención Demócrata llamado "The Colorado Miracle", donde el representante local de la red de Soros, Rob Stein, afirmó abiertamente que "el motivo de hacer lo que hacemos y el modo en que obtenemos cambios progresivos es para controlar el gobierno".

El libro muestra cómo, tras una primera derrota en 2004, con nueva elección de George Bush, Soros pone su máquina a disposición de Barack Obama - y no Hillary Clinton, porque sus elecciones son ideológicas y no personales, y él veía más potencial en Obama y sus "alinskianos" (simpatizantes de Saul Alinsky, conocido extremista estadounidense). Con su estructura compleja para la destrucción de reputaciones y la difusión de sus agendas, Soros celebró la elección de Obama y la militancia del ex presidente por muchas de sus banderas, como en el área de la estatización de la salud, la ampliación del intervencionismo con la lucha por una ley de estímulo económico y la política exterior de desalineación con Israel en un intento de "traer a Hamas al proceso de paz.

Horowitz y Perazzo describen lo que consideran una agenda abierta - lejos de una conspiración misteriosa - para desafiar "la economía de libre mercado y el sistema político basado en la libertad y los derechos individuales hace más de doscientos años" y la búsqueda de "un Estado totalitario "maquillado" en la seductora retórica del progresismo y de la justicia social, cuya búsqueda celosa "por el poder estatal y por el control gubernamental como solución a los problemas sociales y su antagonismo con los Estados Unidos como defensores de la libertad, son los signos de un "movimiento radical cuya agenda es cambiar fundamentalmente e inalterablemente la manera como los estadounidenses vivieron”.
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