Saudades de la derecha chic



El filósofo de los "snob" y de bonitos consejos para cenas elegantes, Luiz Felipe Pondé, lloriquea en un artículo de su columna en Folha de São Paulo que las críticas y acusaciones que hacemos al portal son injustas y extremistas. El Sr. Pondé olvida que ese mismo portal ha ocultado, por más de veinte años, no solamente la existencia del foro de São Paulo sino también los acuerdos y encuentros fácticos entre el PT y narcotraficantes internacionales, a saber, MIR y FARC. Olvida que el portal practica hace muchos años tácticas de desinformación y maquillajes lingüísticos que fueron muy extendidas en los antiguos regímenes comunistas, y por supuesto, actualmente, con aquél toque especial de Saul Alinsky. Olvida la omisión clara de la Folha al ignorar, de manera deliberada --evidentemente--, investigaciones periodísticas de varios casos de corrupción y esquemas criminales de los partidos que componen el establishment. Valida - no sabemos si de manera consciente y canalla o inconscientemente - la falsa oposición que perduró en Brasil por años. Esto fue, que los cristianos conservadores no debían participar en el debate público civilizado de ninguna manera, reservando a todos ellos sólo el derecho al silencio eterno y servil al dualismo revolucionario liberal y marxista. El escepticismo de pet shop del Sr. Pondé le impide aprehender, en el mejor modo posible, la realidad concreta y la verdad. De nada sirve gritar a los cuatro rincones un antipetismo abstracto sin entender los anhelos y características de un pueblo real. Ahora bien, si tenemos una población de mayoría cristiana y conservadora - probado científicamente por investigaciones después de otras investigaciones - que no da más credibilidad a los medios tradicionales y a los contubernios del establishment, es evidente que su análisis al situarse como de "Inteligentinhos de la derecha" o "petistas de sello cambiado" es incompleta e inconsistente. Fuera del academismo uspiano y pragmático-marxista, hay un pueblo real que, además de estar harto de tanta mentira y corrupción --tanto mediática como política--, se encontró con parte de su cultura real y de aquí en adelante forma una Identidad Nacional de hecho. En efecto, o analizamos la realidad en sus ambigüedades, contradicciones y matices, o hacemos como el Sr. Pondé: ponemos a todos los brasileños en unos estantes del extremismo y ostentamos un chiquesismo para complacer snobs.

D. F.
 (en Cuadernos Netnográficos) 

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