Nuevo Ministro de Educación
Fue la noticia del jueves, comunicada a última hora del día de ayer por el Presidente electo en su cuenta de tweeter. Ricardo Velez Rodriguez se suma así, junto al canciller Araújo y a los hnos. Bolsonaro, a la alianza conservadora que estudiamos con la tesis Meyer. A continuación, el nuevo ministro comenta su nombramiento:
Amigos, escribo como docente que, a través de las voces de algunas personas ligadas a la educación y a la cultura (entre las que destaca el profesor y amigo Olavo de Carvalho), fui sugerido para la posible elección, por el señor Presidente electo Jair Bolsonaro, como Ministro de la Educación (MEC).
Amigos, escribo como docente que, a través de las voces de algunas personas ligadas a la educación y a la cultura (entre las que destaca el profesor y amigo Olavo de Carvalho), fui sugerido para la posible elección, por el señor Presidente electo Jair Bolsonaro, como Ministro de la Educación (MEC).
En el terreno
del MEC, acepté la indicación movido únicamente por un motivo: hacer realidad,
en el terreno del MEC, la propuesta de gobierno manifestada por el candidato
Jair Bolsonaro, de "Más Brasil, menos Brasilia". Creo que nuestro
Presidente electo ganó el apoyo definitivo de la sociedad brasileña en los
recientes comicios, como consecuencia de un factor decisivo: fue el
único candidato que supo traducir los anhelos de la clase media, que exteriorizó
la insatisfacción de todos los brasileños con los rumbos que los gobiernos
petistas imprimieron al país al dar una triple oposición de razas, credos y nosotros contra ellos, como si no pudiéramos, los habitantes de este país,
sedimentar algunos consensos básicos en relación a nuestro futuro. Jair Mesias
Bolsonaro fue elegido en razón de este hecho: tradujo, con coraje y sencillez,
los anhelos de la mayoría de los votantes. Su campaña, carente de tiempo en los
medios y de recursos, amenazaba no despegar. Despegó, y más todavía, ganó las
plazas y las calles, a través de simples medios Smartphone e Internet, cosas
que el brasileño común utiliza en el día a día de esta cuadra digital de
nuestra sociedad tecnológica.
Como profesor e intelectual que piensa
en las paradojas estratégicas de Brasil, aposté desde el principio por el
candidato Bolsonaro. Entendí su propuesta de escuchar lo que la gente común
piensa una salida real para la insatisfacción y la agonía que la sofoca, en
esos tiempos difíciles en que se dibujaba, amenazadora, la hegemonía roja de
los petistas y coligados. Gracias a Dios nuestro candidato salió vencedor, en
una campaña agresiva en la que se desplegaron innumerables iniciativas de
falsificación de las propuestas y de fake news, y en que pese al hecho de que
él mismo tuviera que pagar un precio alto con la cuchilla de que fue víctima en
Juiz de Fora, próxima al complot del crimen organizado con los radicales de
siempre.
Juzgo para el MEC una tarea esencial: volver a colocar el sistema de enseñanza básica y fundamental al servicio de las personas y no como opción burocrática superior a los intereses de los ciudadanos, para perpetuar una casta que se enquistó en el poder y que pretendía hacer, de las Instituciones Republicanas, instrumentos para su hegemonía política. Ahora bien, esta tarea de refundación consiste en un paso muy simple: enmarcar el MEC en el contexto de la valorización de la educación para la vida y la ciudadanía a partir de los municipios, que es donde los ciudadanos realmente viven. En la última década, la proliferación de leyes y reglamentos sofocó la vida ciudadana, haciendo a los brasileños rehenes de un sistema de enseñanza ajeno a sus vidas y afinado con el intento de imponer a la sociedad un adoctrinamiento de índole cientificista, y enquistada en la sociedad la ideología marxista, travestida de "revolución cultural gramsciana", con toda la cohorte de invenciones deletéreas en materia pedagógica como la educación de género, la dialéctica del "nosotros contra ellos" y una reescritura de la historia en función de los intereses de los denominados "intelectuales orgánicos" , destinada a desmontar los valores tradicionales de nuestra sociedad, en lo que se refiere a la preservación de la vida, de la familia, de la religión, de la ciudadanía, en suma, del patriotismo.
En la línea de los pre-candidatos al cargo de ministro de Educación, en
las últimas semanas se han presentado propuestas identificadas, una de ellas,
con la perpetuación de la actual burocracia gramsciana que elaboró, en el INEP,
las complicadas pruebas del ENEM, entendidas más como instrumentos de
ideologización que como medios sensatos para obtener la capacitación de los
jóvenes en el sistema de enseñanza. (1)
Otra propuesta apareció sintonizada con las empresas financieras que, a
través de los fondos de pensiones internacionales, ven la educación brasileña
como terreno donde se puedan cultivar propuestas altamente lucrativas para esos
fondos, pero que, en realidad, a lo largo de las últimas décadas, han producido
un efecto que es el enriquecimiento de algunos dueños de instituciones de
enseñanza, a costa de la baja calidad en que se han sumergido las instituciones
docentes, con la perspectiva sombría de esos fondos baten alas cuando el
trabajo de secado de la máquina lucrativa ha decaído. Convengamos que, en
términos de patriotismo, esas salidas generan más problemas que soluciones.
Apuesto, para el MEC, una política que retome las sanas propuestas de
los educadores de la generación de Anísio Teixeira, que veían el sistema de
enseñanza básica y fundamental como un servicio ofrecido por los
municipios, que irían, poco a poco, formulando las leyes que harían factibles las
funciones docentes. Las instancias federal y estaduales entrarían simplemente
como variables auxiliares de los municipios que carecían de recursos y como
coadjutoras de las políticas que, efectivas desde abajo hacia arriba,
revelarían la facción variada de nuestro tejido social en el terreno de la
educación, sin soluciones milagrosas pensadas desde arriba hacia abajo sino con
los pies bien clavados en la realidad de los conglomerados urbanos donde los
ciudadanos realmente viven.
Esta propuesta de una educación construida de abajo hacia arriba fue
simplemente ignorada por la política estatizante con que Getúlio Vargas, en conjunción con el Estado Nuevo, pensó a las
instituciones republicanas, incluida la educación, en el contexto de una
propuesta tecnocrática formulada de arriba hacia abajo, alejándose de los
ciudadanos, que pasaron a desempeñar el papel de fichas de un tablero de
ajedrez donde quien mandaba era la
Unión, superpuesta a los municipios y a los Estados.
"Menos Brasilia y más Brasil", incluso en el MEC. Esa sería mi
propuesta, que pretende seguir la caminata patriótica emprendida por nuestro
Presidente electo.
NOTA
1) Examen Nacional de Enseñanza Media (ENEM), es la prueba creada por el MEC
en Brasil para evaluar, en primera instancia, la calidad general del nivel
educativo secundario. Su relevancia se debe hoy al
hecho de que se convirtió en la prueba de acceso a las universidades públicas o
federales del país y también a las instituciones privadas. El Instituto
Nacional de Estudos e Pesquisas Educacionais Anísio Teixeira (INEP) es una autarquía federal
vinculada al MECl. El INEP realiza estudios y estadísticas en todos los niveles
y modalidades de enseñanza. Por ejemplo, realiza el ENEM.